El dengue es una enfermedad viral transmitida por la picadura de mosquitos del género Aedes, principalmente Aedes aegypti, que es común en climas tropicales y subtropicales. En Argentina, el dengue ha tenido brotes recurrentes desde principios de los años 2000, con mayor incidencia en las provincias del norte, como Misiones, Chaco, Salta y Formosa, debido a su clima cálido y húmedo.
El mosquito Aedes aegypti se reproduce en aguas estancadas, lo que hace que las zonas urbanas con mala gestión de residuos y agua sean más vulnerables. Las autoridades de salud pública implementan campañas de prevención que incluyen la eliminación de criaderos de mosquitos, fumigaciones y la concientización sobre los síntomas del dengue, que incluyen fiebre alta, dolores musculares y articulares, erupciones en la piel y, en casos graves, hemorragias.
Durante los últimos años, Argentina ha experimentado picos importantes de casos de dengue, especialmente en los meses de verano, cuando las condiciones son más propicias para la reproducción del mosquito. La gestión de la enfermedad se ha vuelto un desafío, ya que la urbanización y el cambio climático han facilitado la propagación del Aedes aegypti.